El Ministro de Salud de Tailandia, Anutin Charnvirakul, anunció esta semana que las familias tailandesas pueden cultivar hasta seis plantas de cannabis cada una para complementar sus ingresos, informó el informe de Bloomberg. La medida obedece a políticas que alivien sanciones al cannabis y que incluso promuevan su cultivo y comercialización en este país asiático.
Las familias ahora pueden formar comunidades para cultivar cannabis y suministrar parte o la totalidad de su cosecha a hospitales públicos, instituciones estatales, o usarla para hacer alimentos y cosméticos como una nueva fuente de ingresos.
En tan solo unos años, Tailandia pasó de ser uno de los países que más penalizaba el consumo de cannabis a uno de los más progresistas en cuanto a la legalización de la planta.
Anutin Charnvirakul, Viceprimer Ministro y Ministro de Salud de Tailandia, destacó que “el cannabis y el cáñamo son cultivos económicos y brindan una nueva opción para que los residentes locales generen ingresos”. El Ministro habló al margen de una exhibición educativa de cannabis en Buriram, que se encuentra a 400 kilómetros al noreste de Bangkok. “Estamos tratando de aliviar las restricciones para permitir que el público acceda más fácilmente a la planta, pero coopere y úsela correctamente”, advirtió.
El uso recreativo sigue prohibido
Aunque Tailandia fue el primer país del sudeste asiático en legalizar el cannabis medicinal, en 2018 sigue prohibido su uso con fines recreativos. Todas las flores y semillas cosechadas en casa deben ser enviadas a los establecimientos médicos estatales ya que permanecen en el código penal del país debido a sus altos niveles de compuestos psicoactivos, dijo el ministro.
El resto de cannabis, incluidas hojas, tallos y fibras, así como las plantas de cáñamo, están despenalizadas y pueden utilizarse en alimentación y cosmética desde diciembre del año pasado. Anutin fue elegido en 2019, tras una carrera en la que el foco de la campaña de su partido político fue la legalización del cannabis.
Si bien se mantienen algunas restricciones, permitir que las familias cultiven cannabis es un gran paso adelante para la industria. Por lo tanto, Tailandia está a la par con Sri Lanka, que permite el crecimiento limitado de la planta por parte de cultivadores autorizados por el estado y solo con fines medicinales. Filipinas también está considerando permitir que la planta se use para tratar la epilepsia, pero el cannabis, en la mayoría de las demás naciones del sudeste asiático, sigue prohibido y, en algunos países, todavía se castiga con la muerte.