A pesar de su uso centenario y de ser la sustancia ilícita más consumida en el mundo, los mitos sobre el cannabis se perpetúan. Uno de los más populares es que el consumo de cannabis influye en el consumo de otras drogas. Esta narrativa se popularizó y se usó a menudo como argumento en contra de su legalización. En este texto intentaremos deconstruir este mito.
A menudo se hace referencia al cannabis como una “droga de transición” que actúa como una “puerta de entrada” al consumo de otras sustancias. Estas declaraciones sugieren que las personas que consumen cannabis tienen más probabilidades de consumir otras drogas, como la cocaína o la heroína.
La base empírica de este argumento se basa en la idea de que la mayoría de las personas que consumen otras drogas comenzaron a consumir cannabis. Sin embargo, hay poca evidencia científica que respalde esta suposición. El hecho de que muchas personas que consumen otras drogas consuman o hayan consumido cannabis no significa que fuera el cannabis el que ejerciera algún tipo de causalidad en este proceso.
La mayoría de las personas que consumen drogas ilícitas también consumen, o han consumido, alcohol y/o tabaco y normalmente no son vistas como sustancias causantes de otros consumos..
La premisa del cannabis como “puerta de entrada” también sugiere que existe un efecto de “escalera”, ya que presupone la necesidad psicológica o fisiológica de experiencias más fuertes. Por lo tanto, sugiere que el consumo de cannabis puede escalar rápidamente al consumo de sustancias de mayor riesgo, como la heroína. De entrada, este argumento se basa en la idea erróneamente perpetuada de que las drogas son más peligrosas que otras (“blandas” y “duras”). Aunque existen drogas con un mayor potencial adictivo, es la relación que cada persona establece con la sustancia la que puede ser de mayor o menor riesgo. En esta relación se debe considerar la frecuencia, la dosis, el contexto en el que se utiliza y el significado que tiene este consumo para la persona y para su vida.
Aunque controvertida y carente de evidencia científica suficiente, esta premisa de "puerta de entrada" ha influido en la política de drogas y se utiliza repetidamente como argumento en los debates sobre la legalización del cannabis para uso recreativo.
Un contrapunto a la idea de la “puerta de entrada” es la hipótesis de que las personas más propensas a consumir drogas inician su consumo con sustancias que están más disponibles, como el cannabis, el tabaco o el alcohol.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que diferentes factores personales, sociales y ambientales median la relación entre una persona y una sustancia en particular. El lugar de residencia, las condiciones socioeconómicas, el entorno familiar, la inserción en la comunidad, así como algunas predisposiciones genéticas, son factores que influyen en las personas en su relación con las sustancias.
Cabe señalar que la mayoría de las personas que consumen cannabis no consumen otras sustancias ilícitas.
Según la Encuesta Nacional sobre el Consumo de Sustancias Psicoactivas en la Población Generalal, según SICAD, en 2016/2017, el 4,5% de las personas entre 15 y 74 años consumieron cannabis en los últimos 12 meses. Datos que contrastan con la prevalencia de consumo de Cocaína (0,2%), Heroína (0,1%) o MDMA (0,1%) en el mismo período.
Por lo tanto, el cannabis suele ser un “punto final” más que una “puerta de entrada” al consumo de otras drogas.
Sin embargo, el consumo de cannabis (y de cualquier otra sustancia) siempre tiene sus placeres y riesgos asociados. Si siente que su consumo está teniendo un impacto negativo en su vida, puede ser importante hablar de ello. En Kosmicare encontrarás un espacio seguro y libre de juicios para compartir tus experiencias y aclarar tus dudas sobre medicamentos. Todas las consultas son gratuitas y se realizan online.
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